Nuestras protagonistas van a ser Alexandra Mussolini, descendiente directa del exdictador italiano el Duce de Italia y líder del partido “Alternativa Social”, y de Marine Le Pen, hija de Jean-Marie Le Pen y esperanza de renovación del discurso de la extrema derecha francesa.
Alessandra Mussolini es ex actriz de cine y televisión, médica y madre de tres hijos. Es hija de Romano Mussolini, un óptimo pianista de jazz, el hijo menor del Duce, y de una hermana de Sofía Loren. Ha revolucionado Italia en diversas ocasiones con sus puestas en escena: huelgas de hambre, escándalos en forma de tramas de espionaje y escuchas telefónicas con fines políticos contra ella, un polémico documental de Amos Gitai sobre su vida de nombre « Nel nome del Duce », asistiendo a la commemoración en el 51 aniversario del fusilamiento de su abuelo en el cementerio de Dabbaso Predappi cuando neonazis y « cabezas rapadas » rendían homenaje al creador y lider del fascismo estampando botellas de cerveza contra tumbas y profiriendo vivas a Hitler, Franco y Mussolini, insultando en la televisión a una candidata transexual del centro izquierda con vejaciones como « mejor ser fascista que maricón ».
El ideario de AS se basa en el Movimiento Social Italiano (MSI) fundado por Giorgio Almirante y otros jóvenes « duros y puros » de la República de Saló, en los dos últimos años que le quedaban de vida a Mussolini. Para Alessandra la política no son sólo tácticas, cuenta también los sentimientos y los valores. Alternativa Social es una coalición neofascista, un movimiento de derecha radical en « clave democrática ». Aquí se puede consultar su currículum del Alessandra en el Parlamento Europeo.
De Marine Le Pen se ha dicho que es el futuro del Front Nacional. Ha pasado de desconocida a ser la esperanza y la frescura del extremismo francés. Posee una retórica que fluye a bocanadas y una voz quebrada turbadora. Califica al Frente Nacional francés como un partido populista y nacional pero rechaza el término “extrema derecha porque està relacionado con el racismo”.
Defiende a ultranza la “preferencia nacional” para lograr su objetivo de “tener más franceses en Francia y no más niños en Francia”. Parece apuntar como la más firme candidata a la sucesión, casi dinástica, del “carismático” Jean-Marie Le Pen. Unos dirán con cinismo que Marine encarna la “renovación de la continuidad” y otras voces en cambio aseguran que es la “modernidad de la autenticidad”. Marine siguió desde joven las luchas políticas de su padre, ese compromiso le ha valido para aparecer hoy en día como la persona más creíble para tomar las riendas del Front National.
Más allá del tradicional machismo del Frente Nacional, lo cierto es que Marine Le Pen ha roto moldes en un sector ideológico tradicionalmente vetado a la mujer o reduccionista de sus roles públicos. Esta abogada poseedora de una innegable elocuencia ha trascendido a la “contra cultura” frentista para aparecer como una mujer de su tiempo, alejada de la “revuelta permanente”. Para ella la conquista del poder es sencillamente posible. Los argumentos tradicionalmente poco realizables de su partido aparecen ahora como más tangibles, más implacables… Sería un error caricaturizarla como a su padre, no facilita en absoluto la tarea a los tildados antifascistas vociferantes.
Para los que lo duden, la extrema derecha y el neofascismo europeo está sufriendo un proceso de renovación fruto del cual varias mujeres toman posiciones relevantes en sus direcciones. Ello conduce a estas fuerzas a una “modernidad” que dota de atractivo a las ideas reaccionarias. Los que quieran combatir ese discurso tendrán que adaptar su discurso estudiando esa nueva retórica, combatiéndola en ese nuevo escenario.
1 comentario:
Un artículo muy interesante!
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