- ¿Quién será el candidato del Partidos Socialita francés para las elecciones del 2007 a la Presidencia de la República?”
Alguien responde:
- Será ella, Ségolène,... una mujer. Está casada con otro alto mandatario de su mismo partido y tiene cuatro hijos.
Ignorante pregunta:
- Y... ¿Quién cuidará de los niños?
Resulta enternecedor que mucha gente se encuentre preocupada por la situación familiar de Ségolène Royal, como si sus otros rivales masculinos no tuviesen problema alguno para conciliar su vida privada con la pública. Seguramente, no lo tengan.
Ha sido una campaña llena de golpes bajos y jugadas sucias que han intentado empañar la imagen política de Ségolène que, aún así, ha logrado ganar las primarias socialistas con el 65% del apoyo de su militancia. Los comentarios machistas y sexistas han estado a la orden del día. Incluso la prensa más formal centraba sus artículos en la forma de vestir y el poder de seducción mediático de Royal. Sin embargo, su arrolladora victoria demuestra que su poder de convicción ha sido consecuencia de algo más que una bonita sonrisa. El secreto de la candidata socialita, seguramente, ha radicado en que ha sabido centrar el debate en aquellas cuestiones que realmente preocupan a la gente y, sobre todo, en que aportaba un halo de aire fresco a la vida política francesa.
(Dibujo de Sciammarella)
El carácter de Royal se ha desmarcado en muchos aspectos de las opiniones oficiales de su partido, siempre desde el conservadurismo, como la represión contra el crimen y los inmigrantes, la reducción de los derechos laborales o sus osadas ideas en educación. También ha puesto sobre la mesa el reto de conseguir una democracia más participativa. Buen ejemplo de esto último ha sido su página web “Désirs d’avenir” (ganas de futuro).
Ségolène Royal irrumpe en la primera línea conociendo de muy bien la falta de paridad que caracteriza la vida política francesa. Son los mismos socialistas, con Lionel Jospin a la cabeza y con Chirac de presidente, quienes deciden aprobar en el año 2000 una ley que se planteaba en serio la cuestión de la paridad y que fijaba la cuota en un 50% en las listas electorales de los partidos. En aquel momento, la presencia de mujeres en la Asamblea Nacional no llegaba ni al 10%. Varias citas electorales más tarde, la Asamblea Nacional cuenta aproximadamente con un 25% de mujeres y una proporción mucho menor en el Senado. El propio Partido Socialita ha tenido que pagar una multa por no haberla cumplido en sus propias listas. Sin embargo, la proporción de mujeres en puestos electos ha subido hasta el 34% en los consejos municipales y el 48% en los consejos regionales.
1 comentario:
Cualquiera pensaría que la cuna de la Revolución de los cambios sociales tiene más problemas de paridad que nosotros.
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